Vives en pleno centro de Barcelona. Seleccionaste tu casa porque te encantaba la posibilidad de vivir en un edificio antiguo. La incalculable belleza de su arquitectura y la vida bohemia que te aporta, son dos de los motivos por los que adoras tu hogar. Sin embargo, no eras tan conscientes de las desventajas que tenía asociado. El hecho de ser pocos vecinos, lleva aparejado un conjunto de problemáticas que es muy probable que aparezcan en algún momento de la convivencia. Razón por la que, desde Fincador, vamos a advertirte de cuáles son las contrariedades más habituales en este tipo de comunidades.

Una de las situaciones que más crispaciones llegan a provocar, es pasar la inspección técnica periódica de edificios. Estas revisiones, en algunas ocasiones, va a suponer un contratiempo para la economía de los propietarios, dado que implicaran la necesidad de realizar inversiones que permitan mantener o reformar los elementos que sean necesarios. No en pocas ocasiones, hemos asistido a que la demora provocada por la falta de acuerdo sobre los métodos de pago más adecuados para todos, han provocado que aumentara la gravedad de la reparación y, en consecuencia, el pago a realizar. Algo similar ocurre cuando deben proyectar la instalación de un ascensor en el caso de que la finca carezca de alguno o sustituir el que tienen por otro nuevo porque presente fallos de funcionamiento. El hecho de ser menos personas las que deben afrontar los gastos, complica considerablemente la ejecución de este tipo de medidas.

Por último, otro de los problemas más frecuentes en los inmuebles con pocos vecinos viene asociado a la morosidad de alguno de ellos. Aunque no hay plazos estipulados por ley para que los vecinos se pongan al corriente de pago, siendo generalmente impuestos los márgenes por la propia comunidad de vecinos, será preciso realizar una reclamación por escrito a la persona deudora. Esta situación va a generar un gran malestar y desconcierto, dado que las relaciones entre los vecinos serán más cercanas. Por lo que puede ser un motivo claro de conflicto interpersonal.